Mientras en Argentina y otros países de la región nos preparamos para el inicio del año académico, en otras latitudes el ciclo universitario transita diferentes momentos. Sin embargo, en cualquier parte del mundo, esta es una oportunidad para reflexionar sobre lo que realmente implica ser docente. No se trata solo de programar clases y planificar evaluaciones. La docencia conlleva un compromiso que trasciende lo estrictamente académico. Implica asumir un rol clave en el acompañamiento emocional, la motivación y la orientación de los estudiantes, ya sea en su cursado regular, en las consultas para exámenes o en el desarrollo de sus investigaciones.
Ser docente es estar presente. Es facilitar herramientas no solo para el aprendizaje, sino para la vida. Y en ese camino, hay tres pilares esenciales que debemos fortalecer para brindar una enseñanza efectiva y un verdadero acompañamiento en la trayectoria educativa:
- Enseñar a planificar objetivos: organización y gestión del tiempo. El éxito en el ámbito universitario no solo depende del esfuerzo, sino también de la capacidad de establecer metas claras y alcanzables.
Desde nuestro rol, podemos ayudar a los estudiantes a:
- Definir objetivos específicos: ¿Qué quieren lograr en el semestre o año académico? ¿Qué materias deben priorizar?
- Fragmentar las metas en pasos concretos: ¿Cómo dividirán su tiempo entre clases, estudio y actividades personales?
- Diseñar estrategias de estudio efectivas y optimización de tiempos: uso de calendarios, planificación semanal y técnicas de aprendizaje activo. Una buena planificación reduce la ansiedad y aumenta la sensación de control sobre el propio rendimiento académico.
- Acompañamiento y salud mental : detectar señales y ofrecer apoyo. El rendimiento académico está directamente vinculado al bienestar emocional. La universidad puede ser un espacio desafiante, donde los estudiantes experimentan:
- Estrés por la carga académica.
- Ansiedad frente a exámenes y entregas de trabajos.
- Dudas sobre su futuro profesional. Como docentes, podemos:
- Fomentar un ambiente de confianza: estar disponibles para conversar y escuchar sus preocupaciones.
- Atender cambios de comportamiento: retraimiento, bajo rendimiento o desmotivación pueden ser señales de alerta. Cuidar la salud mental de los estudiantes es parte de la construcción de una educación universitaria verdaderamente continente.
El rol del docente no es solo transmitir conocimientos, sino también ofrecer herramientas para la vida académica y profesional. La vuelta a clases es más que un simple regreso a las aulas. En este rol, de docentes, tenemos la oportunidad de ser guías en el proceso de aprendizaje, ayudando a los estudiantes a planificar, organizarse y generar mejores condiciones para un desarrollo integral.
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