«Donde el miedo se vuelve confianza» – Una audiencia distinta
No se trata de humanizar la ley, sino de ser humanos en su aplicación.
En nuestro Juzgado de Monteros, Sonia atravesaba un proceso de restricción de la capacidad civil. Había razones legales que lo justificaban, pero también razones humanas que exigían atender cómo vivía ella ese proceso. Para Sonia, los uniformes, los espacios solemnes y los símbolos institucionales no representaban garantías: representaban temor, incluso riesgo de vida.
Frente a esa realidad, decidimos cambiar el escenario. En lugar de un salón judicial, la audiencia se llevó a cabo en un espacio seguro y cálido: un café, con sabores para compartir y un ambiente sin amenazas. Un lugar donde el diálogo pudiera fluir sin miedo. Donde la Ley no tena una carga intimidatoria y «peligrosa».
Las fotos que acompañan este post muestran esa elección: una mesa distinta, un encuentro distinto, una justicia distinta. Justicia Con Alma.
Muchas veces escuché decir que nuestras prácticas «ridiculizan el derecho» o que «tras aparentar ser progres… solapan vanidades». Nada de eso nos identifica, como tampoco identifica los gestos concretos que sostenemos día a día: ser humanos sin dejar de usar la ley como instrumento; tener gestos reales que construyan credibilidad en un sistema que aparenta rigidez; dejar de buscar tantos recursos legales cuando, en verdad, podemos encontrar recursos concretos en nuestro mismo quehacer distinto. No es para nosotros, antes bien, es por ellos.
El mensaje es simple pero preciso: un expediente no puede ser solo trámite, debe ser también una oportunidad de respeto y cuidado. Porque a veces, basta un gesto para transformar una audiencia judicial en un verdadero encuentro humano (entre seres humanos).
Y aquí traigo algunas reflexiones que, a diario surgen en nuestro equipo:
¿Estamos dispuestos a transformar los rituales judiciales para que la justicia no lastime? ¿Qué otros espacios podemos imaginar para que las personas vivan la justicia sin temor?
