Cuando la ley guarda silencio ante situaciones específicas, los jueces enfrentan el desafío de llenar estas «lagunas jurídicas» para resolver los casos que se les presentan. Este fenómeno ha sido objeto de análisis profundo en la filosofía del derecho, generando diversas teorías sobre cómo deben actuar los jueces en tales circunstancias.
Lagunas en el Derecho: ¿Mito o Realidad?
El concepto de «laguna jurídica» se refiere a aquellos casos en los que el ordenamiento legal no ofrece una solución explícita. Algunos teóricos, como Hans Kelsen[1], argumentan que el derecho es un sistema completo y coherente, negando la existencia de lagunas. Según esta perspectiva, todo lo que no está prohibido está permitido, lo que implicaría que no hay vacíos legales reales.
Sin embargo, otros filósofos del derecho, como Eugenio Bulygin[2], reconocen la presencia de lagunas y sostienen que, en tales casos, los jueces deben ejercer discrecionalidad para resolver los asuntos pendientes.
El Rol del Juez ante el Silencio de la Ley
Cuando la ley no proporciona una respuesta clara, los jueces recurren a diversos métodos interpretativos y principios generales del derecho para llenar estos vacíos:
- Analogía: aplicación de normas existentes a casos similares no regulados explícitamente.
- Principios Generales del Derecho: utilización de fundamentos éticos y jurídicos universales para guiar la decisión.
- Costumbre: consideración de prácticas sociales aceptadas como fuente supletoria del derecho.
Estas herramientas permiten a los jueces emitir fallos que, aunque no estén previstos específicamente en la legislación, buscan ser coherentes con el espíritu del ordenamiento jurídico y los valores de la sociedad.
El ejemplo: las Técnicas de Reproducción Humana Asistida (TRHA)
Un caso paradigmático que ilustra el vacío normativo es el de la vocación hereditaria del hijo póstumo en las Técnicas de Reproducción Humana Asistida (TRHA). Según el análisis de Olga Orlandi y María Eugenia Pérez Hortal[3], este tema evidencia cómo los jueces deben actuar ante la ausencia de regulación específica en el derecho argentino.
El artículo 561 del Código Civil y Comercial exige consentimiento expreso, previo y formal para la voluntad procreacional. Sin embargo, ¿qué sucede cuando uno de los progenitores ha fallecido y no pudo renovar su consentimiento?
La jurisprudencia local se ha dividido: algunos tribunales han adoptado una interpretación literalista, negando derechos sucesorios al hijo póstumo, mientras que otros han optado por una interpretación más amplia, reconociendo derechos basados en la intención de formar una familia expresada en vida por el fallecido.
Este caso refleja cómo los jueces, al enfrentarse a lagunas legales, deben ponderar principios fundamentales, como la igualdad y la dignidad, para garantizar soluciones justas.
La laguna legal confronta a los intérpretes del derecho con el desafío de brindar respuestas a los casos concretos que se presentan, generando soluciones que, en ausencia de una regulación uniforme, han resultado heterogéneas
Interpretación judicial y discrecionalidad
La interpretación judicial es esencial en la aplicación del derecho, especialmente cuando las normas son ambiguas o incompletas. Los jueces deben equilibrar el respeto por el texto legal con la necesidad de adaptarlo a circunstancias particulares, evitando tanto la arbitrariedad como la rigidez extrema.
Ronald Dworkin[4], destacado filósofo del derecho, argumenta que los jueces deben buscar la «mejor interpretación posible» de la ley, integrando principios morales y jurídicos para alcanzar decisiones justas.
A modo de cierre con otras aperturas
La labor judicial trasciende la mera aplicación mecánica de las normas. Ante el silencio o la ambigüedad de la ley, los jueces actúan como intérpretes y, en cierto modo, como creadores del derecho, asegurando que la justicia se adapte a la complejidad de la vida social. Este rol exige una profunda comprensión de los principios jurídicos, una sensibilidad ética y un compromiso con la equidad, garantizando que el derecho evolucione y responda adecuadamente a las necesidades cambiantes de la sociedad.
En aque ejemplo de las TRHA, lo que sigue generando preguntas, el caso de la vocación hereditaria del hijo póstumo evidencia cómo los jueces, al resolver lagunas jurídicas, se convierten en garantes de los valores fundamentales del ordenamiento jurídico.
Reflexión personal
Desde mi experiencia como jueza, entiendo que nuestro compromiso no solo está en dictar sentencias, sino en humanizar el derecho, asegurándonos de que las decisiones judiciales reflejen los valores de justicia, equidad y dignidad que nos inspiran. En mi labor diaria, sostengo la premisa de que cada fallo es más que un acto jurídico: es una oportunidad para marcar la diferencia en la vida de las personas, construyendo un derecho que no sea rígido ni indiferente, sino cercano y empático.
Este compromiso es el motor que impulsa mi trabajo, y la razón por la que abogo por un sistema jurídico que no solo resuelva conflictos, sino que también construya paz y justicia en cada acto.
[1] Kelsen, 1979, p. 256.
[2] https://1library.co/document/yevjdk14-eugenio-bulygin-y-la-filosof%C3%ADa-del-derecho.html
[3] Orlandi, Olga y Pérez Hortal, María Eugenia, artículo publicado en Rubinzal Culzoni 635/2024, Fecha de publicación: 05/12/2024
[4] Dworkin, Ronald “Los Derechos en Serio” editorial Ariel, S. A., Barcelona, 1984
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