Los niños influencers son una realidad creciente: generan contenido, ingresos y audiencias millonarias.

Pero ¿qué pasa con sus derechos?

La legislación, en la mayoría de los países, todavía no los protege de forma específica. Las que existen son incipientes y muy genéricas. No existe algo definido. Ni remuneración garantizada, ni derecho al olvido, ni protección integral frente a la exposición digital. La infancia avanza en streaming… mientras las leyes siguen en pausa.

Cada día vemos a más niños y niñas convertidos en creadores de contenido: entretienen, informan, generan seguidores y fuentes significativas de ingresos.

Mientras la ley regula trabajos tradicionales y prohíbe la explotación infantil, permanece casi muda frente al fenómeno de los niños influencers.

La exposición crece. Los riesgos también. Los ingresos pueden superar al de sus progenitores. La legislación sigue en silencio.

Hoy no existen marcos legales claros que aseguren: Que sus ganancias les pertenezcan realmente. Quién y cómo contrata si hay sponsor. Quién administre. Que puedan decidir si quieren seguir o no expuestos. Que se resguarde su integridad emocional en un entorno diseñado para el consumo. Edades mínimas. ¿Qué pasa si quieren desaparecer de la pantalla?

El fenómeno de los niños influencers abre un vacío legal preocupante: la infancia queda librada a la buena voluntad de adultos y plataformas, sin reglas que garanticen su dignidad y derechos.

No se trata de prohibir. Se trata de regular para proteger.

La pregunta es ineludible: ¿vamos a dejar que la infancia digital se desarrolle sin derechos, o vamos a dar el paso hacia regulaciones que acompañen la realidad en que crecen nuestros niños?

La respuesta no puede ser la indiferencia.

Si deseas profundizar en el tema, visita esta nota de El País de España