En la calle, en la sobremesa, en los medios… la adopción suele ser mencionada como un acto de generosidad, una “segunda oportunidad” o incluso una suerte de “final feliz”. Pero detrás de cada proceso de adopción hay historias reales, con tiempos largos, vínculos en construcción y un Estado que debe garantizar derechos, no repartir afectos.

Uno de los mayores mitos es que “hay muchos niños esperando ser adoptados”. La realidad es más compleja: no cualquier niño o niña puede ser adoptado y no todas las personas que quieren adoptar están preparadas para hacerlo. La adopción no es una solución a la infertilidad ni una vía rápida al deseo de maternidad o paternidad. Es un camino jurídico, afectivo y ético que exige responsabilidad, formación y disponibilidad emocional.

Otro mito: «Adoptar es un acto de caridad”. Cuando en realidad no es un favor. Es un derecho de los niños, niñas y adolescentes a vivir en familia.

Mito: el proceso tarda “porque la Justicia no se apura”. Pero la verdadera razón es más profunda: la adopción debe ser el último recurso, cuando ya no hay posibilidades de revinculación familiar de origen. Es decir, el sistema debe agotar todas las medidas para restituir derechos antes de declarar la adoptabilidad. Lo que está en juego no es un trámite: es la vida de una persona.

Y aquí una verdad que necesita más visibilidad: a) el 80% tiene más de 5 años, mientras que el 86% de las familias inscriptas prefieren adoptar menores de 3 años; b) los niños y niñas no buscan “padres perfectos”; necesitan adultos disponibles, responsables y amorosos, que los acepten como son, con su historia y sus marcas; c) la adopción no borra el pasado: lo integra.

Hablar con claridad sobre adopción es también garantizar derechos. No se trata de un cuento de hadas. Dejemos atrás los relatos idealizados o simplistas. Empecemos a mirar a la adopción como lo que verdaderamente es: una forma de protección integral, donde lo central es el derecho de cada niño, niña o adolescente a vivir en familia y no un niño o una niña para una familia.