Lo que me llevó a reflexionar sobre ese acto.
Despojándome de fórmulas técnicas.
Pensar en que, “juzgar” no es imponer, ni tomar decisiones a ciegas.
Juzgar es comprender.
Juzgar es acercarse al otro desde un lugar respetuoso de sus derechos.
Juzgar también implica empatía, comprendiendo que detrás de cada caso hay una persona no solo con derechos, sino con emociones y circunstancias que merecen ser escuchadas.
Juzgar es un acto de servicio.
El acto de juzgar implica que, en cada decisión pueda reflejarse no solo la aplicación de la ley, sino la humanidad que nos une a todos.
Concretamente, es comprender desde la dignidad humana.
