Los nombres no son solo palabras inscritas en un documento de identidad. Son una pieza fundamental de nuestra existencia, una marca que nos vincula con nuestra historia, nuestra familia y nuestra identidad. Pero, ¿qué sucede cuando ese nombre se convierte en una carga? ¿Cuándo en lugar de representar pertenencia, recuerda abandono y dolor?
Este es el caso de Tiziano, un joven que solicitó la supresión del apellido de su padre biológico porque no representaba quién es ni con quién se identifica. Su historia nos interpela y nos obliga a reflexionar sobre las heridas de la infancia, las secuelas del abandono y el derecho a construir una identidad propia cuando la biología no se traduce en afecto.
El fallo dictado la semana pasada por nuestro Juzgado[1] no solo representa la adhesión a normas constitucionales, sino que también destaca la dimensión humana del derecho. En este caso, el foco estuvo puesto en ese espacio de escucha y reparación para el joven. Casos e historias como éstas, reafirma que el derecho puede ser una herramienta para sanar, para dar voz a quienes buscan construir su identidad más allá de lo impuesto y, sobre todo, para reconocer que la identidad es un derecho fundamental, no una imposición.
Porque al final, la gran pregunta que nos deja este caso es: ¿Puede un apellido cargar con el peso del abandono?
2. El derecho a la identidad y su protección legal
El derecho a la identidad es un pilar fundamental de la dignidad humana. No se trata solo de un nombre y un apellido en un documento oficial, sino de un conjunto de atributos que permiten a cada persona ser reconocida y reconocerse a sí misma en su entorno. La identidad no es estática, sino que se construye a lo largo de la vida a través de experiencias, vínculos y decisiones.
Uno de los componentes esenciales de la identidad es el nombre, que cumple una doble función: individualiza a la persona dentro de la sociedad y refuerza su sentido de pertenencia familiar y social. Por ello, el derecho al nombre no solo es un aspecto administrativo, sino un derecho humano reconocido y protegido tanto a nivel nacional como internacional.
- Marco legal relevante
El Código Civil y Comercial de la Nación Argentina (CCyC) protege el derecho al nombre en sus artículos 62 a 70. En particular, el artículo 69 establece que el cambio de nombre solo procede si existen justos motivos, entre los cuales se considera la afectación a la personalidad. En el caso resuelto por nuestro juzgado, la falta de un vínculo afectivo con el progenitor y las consecuencias emocionales derivadas de su ausencia constituyeron una razón suficiente para autorizar la supresión del apellido paterno.
Además, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 24) y la Convención Americana sobre Derechos Humanos (art. 18) reconocen expresamente el derecho de toda persona a tener un nombre propio y a que se respete su identidad.
En definitiva, la legislación nacional y los tratados internacionales coinciden en un mismo principio: la identidad es un derecho fundamental que debe ser protegido. Y cuando un nombre deja de ser un símbolo de pertenencia para convertirse en una carga emocional, el derecho debe ofrecer respuestas que permitan reparar esa herida y garantizar la dignidad de quien lo solicita.
- El caso de Tiziano: un EVEREST en su vida
Detrás de cada expediente judicial hay una historia de vida. En el caso de Tiziano, su lucha no fue solo legal, sino también emocional. Desde muy pequeño, enfrentó el abandono de su padre biológico, un hombre ausente tanto en la crianza como en el afecto. La falta de contención paterna, sumada a episodios de violencia intrafamiliar y dificultades económicas, marcaron profundamente su infancia y su percepción de identidad.
A lo largo de su vida, Tiziano encontró en su familia materna el verdadero sostén emocional. Su apellido paterno, lejos de representar una herencia simbólica o afectiva, se convirtió en un recordatorio de un vínculo inexistente. Con el paso del tiempo, su decisión fue clara: quería dejar de llevar el apellido de alguien que nunca estuvo presente en su vida y que, cuando lo estuvo, lo hirió con su indiferencia.
3. El camino legal: la búsqueda de justicia
Con el acompañamiento del Defensor Oficial Civil, Tiziano inició el proceso judicial para solicitar la supresión del apellido paterno, invocando el artículo 69 del Código Civil y Comercial, que permite el cambio de nombre cuando existen “justos motivos”. Su historia y su determinación fueron fundamentales para demostrar que el apellido paterno le generaba un profundo conflicto con su identidad y que su supresión era un paso necesario para su bienestar emocional.
El proceso avanzó conforme a la normativa vigente. Se convocó a audiencia a las partes, pero el progenitor no se presentó, reafirmando así su desinterés en la vida de su hijo. La Fiscalía emitió un dictamen positivo y, luego de evaluar el caso en profundidad, se concluyó que existían razones suficientes para hacer lugar al pedido de Tiziano.
En la sentencia reconocimos que la identidad no es solo un dato en un documento, sino un derecho fundamental ligado a la construcción subjetiva de cada persona. Las ausencias y las presencias no son neutras en ese proceso; marcan la historia de quien las vive y, con ello, pueden generar consecuencias tanto emocionales como jurídicas.
- Una dedicatoria. Un mensaje. Un sentir.
Sin perjuicio de la fundamentación jurídica, no nos privamos de dirigirnos a Tiziano directamente. Dedicamos un apartado. También acudimos a una reflexión literaria.
La sentencia, después de todo, trasciende el mero acto judicial: representa un reconocimiento a la historia de Tiziano y una forma de demostrar que la justicia no es solo una estructura formal, sino un espacio donde las personas son escuchadas y su dignidad es respetada. Que esta decisión sea la cumbre de esa montaña personal que le tocó escalar, como la sensación—en sus propias palabras—de haber alcanzado el Everest
Al final del fallo, una frase quedó grabada como un símbolo de este camino:
«Eres lo que eliges ser» (El Gigante de Hierro, 1999).
Porque más allá de las normas, la justicia también puede ser un acto de reparación. Y en este caso, fue un paso fundamental para que Tiziano pueda seguir adelante con su identidad en paz.
4. Las heridas de la infancia y sus consecuencias jurídicas
La infancia es el tiempo donde se forjan las raíces de la identidad. Cada experiencia, cada vínculo o cada ausencia dejan una huella que moldea la percepción que una persona tiene de sí misma y del mundo que la rodea. Para muchos niños, crecer en un entorno amoroso y estable es un derecho garantizado; para otros, como Tiziano, la realidad es distinta.
Cuando la niñez está marcada por el abandono, la indiferencia o la violencia, la identidad no se construye en un terreno firme, sino sobre cicatrices. Estas heridas no solo afectan el bienestar emocional, sino que pueden tener implicancias legales profundas, especialmente en cuestiones de nombre, filiación y derecho a la identidad.
- El impacto de la infancia en la identidad
La identidad no es solo una inscripción en un acta de nacimiento, sino una construcción subjetiva que se nutre de afectos, referencias y sentido de pertenencia.
El Código Civil y Comercial de la Nación Argentina, en su artículo 69, contempla esta posibilidad al permitir la modificación del nombre por justos motivos, entre los cuales se reconoce la afectación de la personalidad.
- Abandono y violencia: factores determinantes en los litigios de identidad y filiación
Las violencias, como el abandono parental, no solo deja marcas emocionales, sino que también genera interrogantes legales. Cuando un progenitor se desentiende de sus responsabilidades afectivas y materiales, ¿debe la persona afectada cargar de por vida con un apellido que no representa más que un vínculo biológico?
Este fue el eje central del caso de Tiziano. Su historia no es un hecho aislado: en los tribunales de familia, cada vez más las personas con historias muy fuertes solicitan cambios de apellido dando razón de tener “los justos motivos” requeridos por la ley.
El derecho a la identidad, en estos casos, no es solo la posibilidad de llevar un nombre distinto. Es la oportunidad de cerrar una historia de dolor y elegir, con autonomía, quién se quiere ser. En este sentido, la justicia no solo debe aplicar la norma, sino también comprender el impacto real de estas decisiones en la vida de quienes buscan, a través del derecho, una forma de sanar.
5. Conclusión: La justicia como espacio de re-construcción
La justicia no puede cambiar el pasado, pero sí tiene la capacidad de ofrecer respuestas que permitan cerrar heridas y mirar hacia adelante. En casos como el de Tiziano, no se trata solo de un cambio en un documento, sino de un acto de reparación simbólica y emocional. La decisión de suprimir un apellido que representaba dolor y ausencia fue, para él, un paso fundamental en su proceso de reconstrucción personal.
Tiziano, y su historia, nos invita a reflexionar sobre el papel de la justicia en la vida de quienes llegan a los tribunales buscando algo más que una resolución legal: buscan reconocimiento, validación y, sobre todo, paz. Y la justicia debe estar a la altura de la ley, pero también de esas demandas.
Porque, al final del camino, la identidad no debería ser una carga, sino una elección. Como quedó plasmado en el fallo:
«Eres lo que eliges ser»
[1] Juzg.Flia y Suc. Monteros, “C., TIZIANO I. c/ C., ROBERTO I. s/ NOMBRE. EXPTE Nº 196/24” – NRO.SENT: 202 – FECHA SENT: 21/02/2025

Hermosas palabras y valioso fallo, como siempre.