Desde el estrado | Reflexiones que interpelan
Muchas veces leemos y escuchamos opiniones sobre nuestros roles y funciones que resultan decepcionantes.
En lo que me toca —la Justicia— la incredulidad se lleva, por lejos, el primer puesto.
Tomar en cuenta ese sentir colectivo implica examinarnos: no solo qué exigimos, sino qué estamos dispuestos a ofrecer.
La placa lo dice con crudeza: “La realidad es lo que es. Qué estás dispuesto a hacer con ella”.
La pregunta que hago, entonces, es:
¿Qué estamos dispuestos a hacer desde la Justicia por la Justicia?
¿Y qué significa hacer justicia para quienes la ejercemos desde adentro del sistema?
No se trata solo de aplicar la ley. Se trata de encarnarla.
De hacernos cargo del lugar que ocupamos y de los silencios que, a veces, también sostenemos.
Hacer justicia también es dolerse con el otro.
Aceptar las críticas, no como una amenaza, sino como una oportunidad para transformar.
Intentar cada día, como un ejercicio de servicio, construir respuestas que no repitan lo que duele ni lo que genera desconfianza, sino que abran un respiro, una posibilidad, una esperanza.
(La frase de la placa no me pertenece, fue tomada de una reflexión maya. La ilustración es una edición personal).
