¿Qué ocurre cuando los derechos de los progenitores entran en conflicto con el interés superior del niño?
En la balanza judicial, este dilema presenta desafíos significativos, especialmente en decisiones como el cambio de residencia, que pueden alterar profundamente la vida de los niños.
Imaginemos a un niño cuyo padre/madre desea mudarse a otra ciudad por una oportunidad laboral. Esta decisión no solo afecta la estabilidad del niño, sino que también pone a prueba el principio de coparentalidad. ¿Cómo podemos asegurar que se respete el bienestar emocional y social del niño en tales circunstancias?
Una práctica judicial centrada en el niño debe priorizar su bienestar y estabilidad, evaluando cómo cada cambio afecta su vida cotidiana y su desarrollo. Esto implica adoptar una interpretación dinámica del «interés superior del niño», que va más allá de mantener el status quo y busca una evaluación integral del impacto de las decisiones parentales.
La jurisprudencia ha evolucionado hacia un entendimiento más profundo de este equilibrio. Los casos reales han demostrado que, adoptando una perspectiva centrada en la infancia, los resultados pueden ser radicalmente diferentes. A menudo, los progenitores priorizan sus propios intereses. Sin embargo, es frecuente que los tribunales superiores, al revisar y revalorar el impacto en el bienestar del niño (o niños), determinen que prevalezca el interés superior de los más pequeños, especialmente en contextos que afectan directamente su vida cotidiana.
El «interés superior» no solo debe ser un principio legal, sino la piedra angular de todas las decisiones familiares.
¿No sería ese un ideal al que todos deberíamos aspirar?