Quiero agradecer a los medios periodísticos: LA GACETA y a Juan Manuel Monteros, así como también a Revista Contexto Tucumán, por la cobertura de la reciente resolución que dictamos en el caso de alimentos provisorios ordenados en contra de un tío paterno para cubrir las necesidades básicas de su sobrina de 11 años. La publicación de la noticia ha generado un interesante debate entre los lectores (suscriptores de ese medio), y, a partir de los comentarios que fueron expresando, fue gratificante ver cómo la sociedad se involucra y reflexiona sobre temas tan sensibles como los derechos alimentarios y las responsabilidades familiares.
La sentencia tuvo su eje principal en el principio de solidaridad familiar, resaltando la importancia de garantizar los derechos fundamentales de los niños, incluso cuando las obligaciones recaen sobre parientes colaterales, quienes por ley no están llamados explícitamente a responder por estos deberes (fue una excepción, claro está, de acuerdo al contexto del caso).
Lo más valioso de esta publicación periodística es el espacio que se ha abierto para la reflexión pública sobre la responsabilidad familiar, la justicia alimentaria y el derecho de los niños a vivir dignamente. La ley, sus aperturas y sus límites. Temas que nos conciernen a todos y que deben seguir siendo discutidos.
En conclusión, la conciencia social es un motor esencial para el fortalecimiento de los sistemas (familiares, legales, comunitarios, etc.), ayudando a que la sociedad reconozca no solo sus derechos, sino también sus deberes. Estos debates, como los que surgen a partir de noticias como la publicada, son una oportunidad para educar y sensibilizar, contribuyendo así a una comunidad más consciente y solidaria en cuanto a la protección de los derechos fundamentales.
